Rubén tuvo muchos problemas económicos, pero cuando participó en la Hoguera Santa, encontró la salida: “tenía 40 juicios laborales porque tuve que cerrar mi empresa constructora por la situación del país. Me embargaron propiedades, me endeudé con mis proveedores y eso se convirtió en una deuda de 800 mil pesos. Tenía obras casi terminadas pero no podía entregarlas, estaba inhibido por la justicia, así que no podía hacer nada.
Cuando estaba en el fondo del pozo conocí la IURD a través de la radio. Al tiempo llegó la Hoguera Santa, hice mi sacrificio y hoy gracias a Dios estoy construyendo tres nuevos edificios, tengo mi casa en un country, un departamento de piso, otro en la playa en Brasil para ir de vacaciones y voy por mucho más”.